Las características comunes de
los árboles de mangle son su adaptación a suelos húmedos expuestos a
condiciones salinas y a inundación periódica de mareas. Para esto los mangles
han desarrollado raíces aéreas formadas por estribos, que les permiten fijarse
al suelo. Este último es de consistencia blanda y lodosa, ayudando a su
estabilidad.
Para contextualizar un poco, el
manglar es un tipo de bosque adaptado a las condiciones salobres de aguas
ligeramente profundas en litorales y desembocaduras de ríos. Ingresar en el
silencio de una canoa al laberinto del manglar, es como visitar una catedral
viviente, desde las columnas que surgen del agua hasta el dosel que se cierra
como una bóveda. Por todos lados hay vida, peces abajo, aves encima, cangrejos
y moluscos pegados a troncos y raíces, ningún espacio se desaprovecha. Es el
encuentro de los dos mundos que conforman NUESTRO
PLANETA: mar y tierra.
Podemos llamar a Los manglares
como la salacuna de la naturaleza. Dos tercios de las especies de peces pasan
su infancia o nacen entre el laberinto protegido de sus raíces. Esto es válido
para peces oceánicos que se acercan al litoral a desovar, como peces de agua
dulce del interior del continente. Pero no solo cabe resaltar esto, sino
que también estos ecosistemas aportan grandes ventajas a la hora de
mitigar los impacto ambientales negativos contribuyendo con una
gran manifestación de beneficios, como por ejemplo:
Contribuyen a la producción de
la pesca, al ofrecer refugio y alimento a muchas especies alimenticias.
Al atrapar los sedimentos
con sus raíces, el manglar le gana terreno al mar, contribuyendo a crear y
mantener playas.
Los manglares ayudan a
mitigar los efectos de catástrofes naturales como los tsunamis.
Los bosques de manglar
contribuyen el mantenimiento de aves migratorias en ecosistemas asociados como
ciénagas, marismas, estuarios.
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En ese orden de ideas, el
llamado a preservar nuestros bosques, paramos, playas, ríos, arroyos,
manglares y ecosistemas diversos que albergan especies de fauna y flora, es de
vital importancia que nos compete a todos. Recordemos que LA TIERRA NO ES UNA
HERENCIA DE NUESTROS PADRES, SINO UN PRÉSTAMO DE NUESTROS HIJOS.
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