domingo, 21 de octubre de 2012

BOMBILLAS DE BAJO CONSUMO


Se han puesto muy de moda todos los productos que ayudan a mejorar la relación con el ambiente. Aunque en pequeñas proporciones no todos siguen una moda y hay gente que de verdad posee conciencia y compromiso. Sea una moda o no, este tipo de iniciativas y de prácticas siempre son buenas para no sobrecargar nuestro entorno y podamos seguir haciendo una vida normal.



Las bombillas de bajo consumo son un ejemplo de ello. Es una manera muy simple de ahorrar energía  sin tener que dejar de hacer nada. Pero para que esta iniciativa funcione debemos saber cómo tenemos que utilizarlas y poder sacarles el mayor provecho posible. Un uso correcto conseguirá demostrar el verdadero ahorro que ésto supone.



Si hacemos buen uso de este producto, se podría reducir hasta un 15% la factura de energía en los hogares. Debemos utilizarlas en zonas donde van a estar mucho tiempo encendidas, ya que encenderlas y apagarlas gasta mucha energías, más que estando encendidas. También es importante elegir qué tipo de luz usar en cada estancia. Elegir lamparas blancas o transparentes así como  limpiar el polvo con frecuencia, hará que la luz pase fácilmente y la aprovechemos al máximo.



Existen varios tipos. El color de la luz va desde blanco cálido hasta blanco frío. Según la forma que tienen reparten la luz hacia una dirección, en espiral hacia todas las direcciones, las lineales son perfectas para iluminar toda la estancia, las incandescentes son como las tradicionales y las redondas son específicas para interior. Es importante tener en cuenta el color de la luz según el lugar que se quiera iluminar. En zonas de descanso será mejor la luz cálida y en zonas de trabajo la luz fría.



Como todo, para lograr el buen funcionamiento de las cosas hay que seguir unas instrucciones y debemos informarnos de los inconvenientes para que una iniciativa que se propone para mejorar el ambiente y para el ahorro de energía, no se convierta en lo contrario.

jueves, 11 de octubre de 2012

SEGURIDAD GANADERA

Para la producción de leche de buena calidad, previa a su procesamiento industrial, resulta vital el cuidado que se tiene en la finca ganadera si queremos obtener leche fluida de calidad. La aplicación del sistema HACCP entre los ganaderos ayudará a conseguir ese objetivo. Este sistema se basa en el análisis de riesgos microbiológicos, químicos y físicos durante las distintas etapas de procesamiento de la leche, lo que permite tomar medidas de control. HACCP previene riesgos e identifica los puntos de control. El método se centra en identificar las operaciones que representan más riesgos para la seguridad biológica de los alimentos, el desarrollo de acciones concretas de prevención y la puesta en práctica de medidas correctivas.

La efectividad del control debe ser preferentemente evaluada por pruebas químicas, físicas y una inspección visual. Cuando se trata de la cría lechera, debemos asegurar que el producto está sano y es nutritivo y que proviene de animales saludables criados en un ambiente óptimo. Debemos tener en cuenta todos los aspectos relacionados con el manejo sanitario, la calidad microbiológica y nutricional del agua, el manejo de efluentes, el registro de tratamiento con antibióticos, el uso de desinfectantes durante el ordeño y otras variables. Los ajustes del proceso deben realizarse durante la producción primaria, lo que requiere el desarrollo de técnicas adecuadas rápidas de ensayo, análisis, registro y verificación de datos en la finca lechera.

En la unidad primaria de producción, el concepto de sanidad es amplio e incluye aspectos relacionados con el animal, el ambiente, su origen y manejo. Se debe evaluar y controlar la calidad de la leche desde la sala de ordeño e incluso cuando la vaca lechera está en el campo antes de ordeñarla, en donde hay que tener en cuenta los medicamentos administrados al animal, su alimentación, el impacto ambiental, los efluentes, materiales de limpieza, historia sanitaria de la vaca y su contacto con contaminantes que pueden transmitirse por la leche.

El secreto de la confiabilidad de HACCP se basa en la educación y el entrenamiento. Los ganaderos deben ser responsables de un control de calidad total, por lo que deben ser entrenados correctamente. La educación debe enfocarse en la documentación y en la puesta en práctica de estos procesos en el campo. En el caso de los documentos, estos deben establecer funciones o misiones, procedimientos operativos estándar, el entrenamiento del personal, la evaluación y el monitoreo de todo el proceso.

Finalmente, a la hora de establecer dónde aplicamos el sistema, debemos tener en cuenta la organización según la productividad animal y responsabilidades, determinar los sectores de manejo donde debemos elegir un responsable y clarificar metas y objetivos. Debemos dividir nuestra instalación en unidad de ordeño y calidad de leche, sanidad y reproducción, alimentación del rodeo, crianza de terneras y reposición de vaquillas. Una vez pasada esta fase, se fijan las metas y se establecen los puntos críticos de control, las medidas correctivas, los sistemas de registro y la toma de datos. Como recomendación final, sería ideal contar con un Programa de Mejora de la Calidad Global en Producción Primaria.